¿Una formación profesional como traductora? Por supuesto. Pero eso no basta.
Para poder asimilarse, la lengua tiene que vivirse…evidentemente en los países respectivos.
La lengua está además vinculada a un contenido, a temas y a diversos ámbitos de la vida.
En ese sentido, mis competencias lingüísticas no provienen solamente de mis estudios lingüísticos sino sobre todo de las experiencias concretas que he tenido en diferentes ámbitos de la vida.
Estos comprenden el arte, la música, la arquitectura, la danza y la gestión cultural, pero también el encuentro con personas en situaciones cotidianas.
Gracias a mi doble carrera universitaria, lingüística y de traducción (Maîtrise franco-allemande y Licenciatura en traducción) tengo la profesionalidad necesaria y, gracias a mis experiencias vitales, la sensibilidad indispensable para traducir.
Desde siempre, ha sido un placer para mí transcender las fronteras lingüísticas y culturales, de ahí que le pueda ofrecer hoy mis aptitudes en la encrucijada de lenguas y culturas.